© por Liduvino Oscar Quiñones Ruiz
DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES MARITIMAS Y PORTUARIAS
La construcción de los muelles y sus facilidades accesorias posibilitaron
el incremento del desarrollo de las actividades en el puerto de Banes, tanto
las correspondientes a la exportación de azúcar y mieles producidas en los
centrales Boston y Preston, como las de importación de cargas generales, las
así llamadas cargas blancas.
Se instaló, además, toda una red de vías férreas que facilitaba la
comunicación del puerto con los centrales Boston y Preston y con los
departamentos comerciales de la United Fruit and Sugar Company radicados en
ambas localidades.
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Así lucía en 1920 el
muelle pequeño del puerto de El Embarcadero. En segundo plano en la foto, a la
izquierda, el Barrio de Ceuta y en igual plano, al centro, los almacenes de la
Aduana.
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Vista del muelle largo
del puerto de El Embarcadero de Banes en 1928. La caseta con la bandera era el
resguardo, donde desarrollaban sus actividades los inspectores de la aduana del
puerto. Puede apreciarse, a la derecha en la imagen, una casilla de carga del
ferrocarril, de las normalmente utilizadas ya en esa etapa con fines de
transportación. |
En esta época, en la cual el acceso al pueblo de Banes por carretera aun no
se había desarrollado lo suficiente, puesto que existían sólo los caminos
vecinales, con tramos verdaderamente intransitables, particularmente en época
de lluvias, tanto la navegación, incluida la de cabotaje, como el transporte
por ferrocarril eran esenciales para el desarrollo económico y social del
territorio municipal. En lanchas y en lanchones se transportaba buena parte de
los materiales e insumos necesarios, además, de establecerse por la vía
marítima la comunicación con otras localidades del término municipal y con
otros villas vecinas, tales como Gibara y Baracoa, consolidadas como municipios con anterioridad,
procedentes de las cuales llegaron a Banes personas con instrucción y oficios.
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Lanchas
y lanchones en el muelle pequeño del puerto de El Embarcadero |
Estas actividades comerciales, y también las que se realizaban con el
exterior del país, en una etapa inicial estaban a cargo de una Compañía Naviera
Cubana, la cual operaba barcos bajo
bandera de otros países, tales como Panamá y Grecia, algunos con nombres muy
criollos como Baracoa y Oriente, pasando luego a encargarse de
las relacionadas con el comercio exterior la Maritrop Trade Corporation, subsidiaria
de la United Fruit and Sugar Company con sede en Boston, puerto norteamericano
que recibía las producciones de azúcar y miel exportadas y del cual se
recibían las cargas blancas. Dichas
relaciones comerciales garantizaban desde el suministro en tiempo y forma de
las mercaderías, las cuáles se expendían en los departamentos comerciales de
Banes y Preston, hasta todos los insumos requeridos por los hospitales de la
UFCo ubicados en estos pueblos del Oriente del país, en el desarrollo de sus
labores asistenciales, incluidos los equipos médicos, además de todo tipo de
materiales y accesorios en general, incluso automóviles. Los comerciantes
particulares, que se dedicaban al comercio mayorista y minorista, también
recibían las mercancías por esta vía.
Al puerto de El Embarcadero arribaban de forma sistemática y periódica
barcos de carga, buques mieleros, buques tanques.
A partir del año 1935 este puerto se convierte en un subpuerto del puerto
de Antilla, atendiendo a que en sus muelles eran descargadas las mercancías
destinadas a Banes y a Preston.
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Buque mielero de buen
porte en el muelle largo de El Embarcadero. Nótese, además, la presencia de otros buques en los muelles. La imagen es
muy ilustrativa del tráfico que existió en este puerto
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El
buque tanque Almoco en el muelle de El Embarcadero. Fecha 9 de febrero de 1938 |
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El
buque mielero Lago Buttler en la bahía de Banes |
LA CRIADA: EL REMOLCADOR MÁS
RECORDADO
En el año 1919 el remolcador El Criado fue sustituido por el
remolcador La Criada, el cual estuvo desarrollando sus labores de forma
ininterrumpida durante 30 años, hasta 1948.
La tripulación de La Criada la formaban el capitán Vargas,
sustituido en 1933 por Arturo Castelo Gilbert, José Ibarrarán como Jefe de máquinas,
Alberto Agüero Raspait era el engrasador y los marineros Asdrúbal Vega y Carlos
Montero.
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La Criada
fondeada en el espacio que habitualmente ocupaba entre los muelles largo y
pequeño del Puerto de El Embarcadero. Año 1928
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LA LANCHA BOSTONIA
Esta lancha había sido comprada por la United Fruit and
Sugar Company al rico comerciante gibareño José Antonio Boela y Tauler e
inscripta como propiedad de la Compañía Naviera Cubana “Navegación Costanera”.
Era utilizada para trasladar las brigadas de trabajadores portuarios al muelle
de Macabí, para cargar los barcos azucareros y en el traslado del práctico del
puerto a los buques, luego fue sustituida en estas últimas funciones por un
barco velero de unos 22 metros de eslora (largo). Su maquinista era José
Martínez Hidalgo. Permanecía en los muelles de El Embarcadero, junto a La
Criada.
LA GRAN FLOTA BLANCA DE LA UNITED FRUIT AND SUGAR COMPANY Y SU RELACION CON
EL PUERTO DE EL EMBARCADERO
En el caso de los puertos ubicados en la bahía de Banes, dadas las
características del estrecho que da acceso a la misma, los barcos de la Flota
Blanca de la United Fruit and Sugar Company utilizados en el transporte por la
vía marítima eran en general buques
cargueros, arrendados por la UFCo a la Empresa Hondureña de vapores, los cuáles
navegaban bajo la bandera de ese país centroamericano. Estos cargueros eran
capaces de transportar en sus bodegas de 26 000 a 30 000 sacos de azúcar de 325
libras cada uno, los cuáles, a partir de la modernización del puerto de Boston,
se transportaban a granel. Dichos barcos contaban también con posibilidades de
acomodar en ellos a algunos pasajeros, las cuáles eran utilizadas por los
funcionarios y trabajadores de la UFCo para
sus viajes de negocio o de vacaciones. Los hijos de familias radicadas
en Banes, que cursaban estudios en universidades y colegios norteamericanos,
también usaban esta posibilidad para trasladarse durante los períodos
vacacionales.
Aunque eran un total de 7 los cargueros, que integraban el grupo de barcos
arrendados, los que con más intensidad han permanecido en la memoria histórica,
relacionada con el Puerto de El
Embarcadero son el Mabay, el Choloma, el Maraví, el Manaquí
y el Mayarí, particularmente los dos primeros.
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El
carguero Mabay en el puerto de El Embarcadero.
Sus dimensiones eran 320 pies de eslora (largo) y 50 pies de manga (ancho).
Tenía una capacidad
de 216 000 pies cúbicos y podía transportar 12 pasajeros.
Su velocidad de
desplazamiento era de 10 nudos |
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El
carguero Choloma cargado de azúcar del central Boston saliendo a mar
abierto.
Sus características eran similares a las del Mabay, pero
contaba con facilidades sólo para 10
pasajeros. |
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El
carguero Mayarí. Era de los de
menores dimensiones: 303 pies de eslora
(largo) y 47 pies de manga (ancho).
Tenía una capacidad de 163 000 pies cúbicos transportaba 9 pasajeros. Su
velocidad de desplazamiento era de 10 nudos |
FUNCIONARIOS DEL PUERTO DE EL EMBARCADERO
El Puerto de Banes era atendido por un superintendente de
marina, que lo fue Euclides Irrizarí Ortiz, puertorriqueño de origen, que
hablaba inglés fluidamente aunque también desempeñó esta función, en cargo de
asistente, Julio Neddermeyer, de origen alemán.
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Euclides
Irrízari Ortiz, Superintendente
de Marina de la United Fruit and Sugar Company |
El práctico mayor del puerto de Banes lo fue Manuel
Martínez Gandoll. Luego de su jubilación atendían el puerto los prácticos de la
Corporación de Antilla, en especial Aldegundo Catá.
No obstante, el práctico en funciones más recordado es
Emisenio Ricardo, que era el segundo práctico del puerto.
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Emisenio
Ricardo en la lancha del práctico del puerto.
Lo acompañan sus hijos Fermando y
Román |
El jefe del muelle era
Manuel Hidalgo y los capataces:
Manuel Hidalgo Desdín,
Manuel Rojas, Gilberto Rojas, Aldo Hernández y Lucidio Hasty.
El primer administrador la aduana del puerto de Banes fue el Comandante
Pedro Cañas Borges, que se desempeñó desde el 6 de enero de 1904 al 7 de enero
de 1906. Le siguieron en ese orden:
Rafael Padierne (7-1-1909 al 29-4-1909)
Jesús Manduley Salazar (29-4-1909 al 15-3-1911)
Ramón Sánchez Cidra (15-4-1911 al 28-8-1911)
Salvador Campañá Pupo (28-11-1911 al 31-12-1912)
Miguel V Parellada (31-12-1912 al 13-8-1913)
Alberto Silva Quiñones (13-8-1913 al 14-12-1922)
Manuel Hidalgo Carballosa (16-2-1923 al 14-1-1925)
Eudaldo Pérez Quevedo (14-1-1925 al 10-8-1925)
Agapito Rojas Betancourt (11-8-1925 al 16-2-1931)
Carlos Manuel Díaz (16-3-1931 al 23-1-1933)
Pedro Díaz Carballosa (28-5-1934 al 2-11-1934)
Isaac Herrero Tabares (26-3-1936 al 1-12-1944)
Carlos O. Avilé Vázquez (6-12-1944 al 1-10-1952)
Isaac Herrero Tabares (1-10-1952 al 1-1-1959)
La persona que permaneció más tiempo laborando en las funciones aduanales
en el puerto de El Embarcadero fue José Ángel Cesáreo Rodil Rodríguez, natural
de Santander, España, quién arribó a Gibara a
la edad de 5 años, traído por su padre, comerciante español. Era un
hombre instruido, que estaba en posesión del grado de bachiller, lo cual en esa
época fundacional era una verdadera
excepción y persona culta, que había
formando parte de la banda municipal de Gibara, en la cual tocaba más de un instrumento musical (Trombón,
Acordeón, Filarmónica, Guitarra). Rodil permaneció laborando en la Aduana del
puerto de Banes desde 1906, año de su arribo a este poblado, hasta 1960, año de
su fallecimiento, a la venerable edad de 80 años. Siempre vistió de traje,
corbata y chaleco. Portaba consigo en todo tiempo un paraguas.
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Cesáreo
Rodil Rodríguez (a la derecha) y Enrique Tur (a la izquierda) en las oficinas
de la aduana del puerto de El Embarcadero en agosto de 1960. Fueron declarados
ambos empleados inamovibles de la Aduana, por sus años de permanencia laborando
en la misma |
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Cesáreo
Rodil Rodríguez, figura ineludible
de la historia de El Embarcadero |